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HISTORIAS                    Manuel Espejo

Historia como res gestae e historia como sistema

La historia puede ser vista, a grandes rasgos, como res gestae, o sea como el relato de las cosas que han sucedido, y también puede ser vista como un sistema, o sea, como un conjunto de hechos interrelacionados entre sí. Cuando hablamos aquí de sistema, pese a la coincidencia terminológica, no hay que confundir este concepto con el pensamiento de Ortega, sino que más bien hay que relacionadlo con lo que se ha dicho y escrito a partir de von Bertalanffy.

Cualquiera de ambas aproximaciones a la historia es correcta. Ninguno de los dos enfoques se contradice con el otro. Son complementarios y no excluyentes. Sin embargo, la mayor parte de la historia oficial estudia la historia como el relato de los hechos que han sucedido, mientras que sólo escasamente tiene en cuenta los hechos sucedidos como algo que forma parte de un contexto más amplio.

Volvamos un poco hacia atrás. Creo que cualquiera entiende lo que significa la historia como relato de lo que ha sucedido, o sea de la historia como res gestae. Sin embargo, ¿qué es lo que aquí se denomina historia como sistema?

La historia es, además de un relato de hechos que han sucedido, un sistema de hechos que se suceden en el tiempo. ¿Por qué constituye la historia un sistema? Porque se trata de hechos que no se producen aisladamente, sino que se circunscriben dentro de un contexto determinado y más amplio. Es decir, los hechos que se enumeran y se describen en lo que llamamos historia como res gestae no son hechos desligados entre sí, sino que se concatenan, se entrelazan, se relacionan, interaccionan, y son causa y consecuencia simultáneamente unos de otros. Por eso los hechos forman un sistema.

Teniendo clara esta idea podemos dar un paso más hacia la definición de historia como sistema. Los hechos se producen entretejiéndose entre sí y forman parte o son consecuencia de fuerzas, impulsos e iniciativas que se producen y desarrollan a partir de decisores individuales o colectivos (personas, grupos sociales, partidos políticos, etc.) que actúan movidos por intereses, creencias, ideologías, pasiones, etc. Es decir, que el sistema res gestae influye y es influido por otros sistemas que se hallan dentro de las unidades sociales. Aquellos hechos históricos que no son analizados y estudiados en un marco sistémico se acartonan (por así decirlo), y se pierde la perspectiva histórica de los mismos.

¿Dónde se aprecia claramente la presencia de estos otros sistemas en el estudio del acontecer histórico entendido como res gestae? En un fenómeno que ha sido escasamente estudiado por los historiadores, aunque es absolutamente fundamental: la regularidad de ciertos fenómenos sociales en el tiempo y en el espacio.

Todo hecho histórico (o no histórico, podríamos decir todo hecho humano) no es más que un fenómeno social ampliamente entendido. Cualquier hecho humano de un modo o de otro tiene una significación social, puesto que el hombre es un ser vivo intrínsecamente social. En todas las culturas, en todas las sociedades, en todos los países, en todas las épocas, se observan regularidades en los hechos sociales. Esto no quiere decir que todo sea igual en todo lugar y en todo momento, sino que existen funciones y necesidades que son siempre las mismas y que deben ser realizadas y/o satisfechas en todos los lugares y en todas las épocas. Las soluciones a estas funciones y a estas necesidades no son siempre las mismas, aunque sí la existencia de estas premisas. La existencia de estas funciones y estas necesidades hace que dadas ciertas circunstancias las consecuencias de las mismas funciones, necesidades y circunstancias se manifiesten con regularidades que tienen carácter sistémico. Por ejemplo, la producción social es una necesidad de todo grupo social humano, al igual que la reproducción física de los individuos que componen el grupo social, del mismo modo como la necesidad de un orden social que permita la vida social, etc. Todas estas funciones sociales generan la necesidad de regular la vida social. Dicho de otro modo, los hechos humanos dentro de un grupo social deben ser canalizados mediante el establecimiento de pautas de conducta sociales e individuales. El grupo social se articula en torno a normas y pautas de conducta que tienen carácter sistémico con relación a sí mismas y con el entorno físico-biológico y social en que se halle el grupo social. Dentro de este contexto, el hecho histórico, siendo solamente una forma de hecho humano, se relaciona sistémicamente con el conjunto del sistema social humano, que es el conjunto de muchos otros subsistemas económicos, ideológicos, jurídicos, sociales, etc., que se interrelacionan entre sí.

En definitiva, el hecho histórico no es un hecho aislado, sino que forma parte de un conjunto mucho más amplio del cual sólo vemos su superficie si estudiamos la historia como res gestae. Un hecho histórico es pura y simplemente un átomo dentro del gran universo de la Historia. Pero todos los hechos históricos acumulados no son la Historia, sino una parte de ella. Además de los hechos históricos la Historia tiene relaciones y regularidades históricas. No se afirma aquí que la Historia tenga leyes, aunque sí que con certeza la Historia tiene relaciones y regularidades, que son cognoscibles, cuantificables y analizables mediante el procedimiento científico.

La mayor parte de los libros de historia hablan de hechos históricos, y muy pocos se dedican al análisis de la Historia vista como un sistema de hechos. La Historia es pues, el relato de los hechos que han sucedido (o sea la historia con minúsculas) más el sistema que une a unos hechos y otros.

Por este motivo la Historia puede ser explicada sin necesidad de contar batallas, ni de narrar hechos individuales, sino como un flujo de situaciones que desencadenan hechos, y que en circunstancias parecidas producen circunstancias sociales similares. En conclusión: existe un orden en el devenir histórico, que no necesariamente es teleológico, pero que sí puede ser agrupado en algo que se podría calificar más como tendencial que determinístico al modo como observamos en las leyes naturales.

Por todo lo anterior, debemos detraer un poco nuestra atención de los hechos históricos para estudiar y enseñar más las relaciones históricas que junto a los hechos históricos conforman la Historia (con mayúsculas).

Esto no es necesariamente hacer filosofía de la historia. Esto es positivizar la historia, es decir, hallar reglas que nos permitan entender la historia además de conocer su contenido.

No es lo mismo, por así decirlo, hablar de A B C D E F ... que del sistema ABECEDARIO.

Lo primero es historia como res gestae.

Lo segundo es Historia, que incluye todas las letras del abecedario, más el orden intrínseco dentro del mismo.

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