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HISTORIAS                    Manuel Espejo

El hombre honrado

 

Un rey pidió a su ministro que le proporcionara un hombre honrado para que se encargara del cobro de los impuestos. El funcionario le dijo a su monarca que publicara una convocatoria, y que le dejara a él hacer el resto. 
El día prefijado todos los candidatos llegaron a palacio, y el ministro los hizo pasar uno por uno por un largo y solitario pasillo al final del cual accedían al salón del trono. Conforme llegaban los candidatos ante el rey, el ministro solo les pedía una cosa: 
― Baila ante tu rey una jota y serás elegido recaudador. 
De este modo pasaron decenas de candidatos, sin que ninguno satisficiera la petición del ministro. Finalmente, un candidato, a diferencia de los demás, alzó  las manos y bailó la jota dando grandes saltos y muchas vueltas. 
El ministro dijo a su Señor:
― Sire, este es vuestro hombre honrado. 
El ministro había colocado sacos de monedas de oro a lo largo del pasillo, y los candidatos habían hecho acopio de ellas antes de acceder al salón del trono. El baile de la jota delataría su delito. Por lo tanto, ninguno de ellos quiso bailar. 
El rey alabó la sabiduría de su ministro y se hizo con los servicios del hombre honrado. 
Hasta aquí el cuento como se conoce. Lo que nunca supo el rey es que el hombre honrado había sido advertido antes por el ministro de que no cogiera monedas, ni que había recibido clases de baile de la jota para la ocasión.

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