top of page

HISTORIAS                    Manuel Espejo

Maldad 

J. recogió el arma del suelo. Limpió cuidadosamente la sangre. Dirigió un instante su vista hacia la víctima inerte. Sabía que aquello estaba mal. Pero había algo muy interior que lo impelía a hacerlo. Era superior a su voluntad. Merezco un castigo, pensaba para sí. Esto no puede continuar, seguía razonando. Sin embargo, estaba convencido de que seguiría haciendo daño hasta que lo arrestasen. Finalmente se arregló un poco mirando el retrovisor de un coche. Y se marchó. Mientras caminaba seguía fantaseando. Mañana será otro día, dijo para sí. Lentamente, el sol se alzaba sobre el horizonte.

bottom of page